Tengo que admitir que el chico no estaba nada pero que nada mal. Hubo un momento en el que me miró y sonrió, yo muy amable le devolví la sonrisa. Tenía una sonrisa muy bonita.
-Acompañenme tengo el coche aparcado allí. - dijo señalando una furgoneta negra - Permitame - dijo cigiendole una maleta a mi madre.
-Oh, no te molestes, puedo yo.
-No es molestía.
Por la cara que tenía mi hermano sentía que no le caería bien.
Nos montamos en el coche y el chico condujo hasta donde nos alojaríamos durante un tiempo. El chico tendría unos 19 años, era alto, pelo castaño claro y liso, bueno no se si era liso pero lo llevaba a lo guay para arribaasi que lo llevaba tieso y los ojos bueno preciosos para que decir más un verde azulado. Sí, yo en todas esas pequeñas cosas me fijo y aun que no me haya dado tiempo a mirar bien lo sabía. Respecto a la ciudad era preciosa, cada cosa que veía me gusta cada vez más.
Llegamos a lo que seria nuestro apartamento. Era un edificio enorme, que digo enorme, gigante. Nuestra planta era la 51 nos indico el chico. Nos dijo que él sería niestro gia durante un par de dias. Nos estuvo enseñando unas cosas y luego nos acompaño a la habitacion. Cada vez que me miraba me ponia nerviosa, no sabia que hacer, donde esconderme para que viera que me estaba poniendo colorada.
-Bueno, señores esta es su planta, su puerta es la 1-D. Luego, despues de comer, vengo y pes hago una pequeña gia.
-Me parece muy bien, Thomas.
-Señor, llameme Tom, Thomas suena muy serio para mi edad.
-¿Y cuántos años tienes? - pregunté incoscientemente.
-¡Ainhoa! Eso no se pregunta - me dijo mi madre.
-No me importa responder, tengo 19 años, Ainhoa - al oir que decia mi nombre me quede un poco atontada, parecia un gilipollez pero ese chico me estaba empezando a gustar.
-Bueno, pues luego nos vemos Tom - dijo mi padre terminando la conversacion.
La casa era 'Wooow' enorme. Se notaba que la empresa de mi padre tenía dinero. Estuvimos viendo la casa, emparejandola y dejando cada cosa en su sitio. Luego, bajamos a comer a un restaurante que teniamos en la calle de al lado. Cuando ya estabamos sentados y habiamos pedido. Empecé ha hablar yo
-Es majo el chico.
-Eso parece - dijo mi padre.
-Cuando necesites ayuda por la ciudad le podéis llamar.
-Nos la apañaremos solos.
-Bueno, pero si por alguna casualidad necesitáis algo, ya sabéis.
-Claro.
Nos trajeron la comida. Estuvinos hablando un poco más. Una vez que terminemos subimos a la nueva casa y esperamos a Tom. A las cuatro y media se oyó el timbre.
domingo, 16 de diciembre de 2012
Capítulo 6: Es majo el chico.
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