martes, 4 de junio de 2013

Capítulo 22: No sabes tu ni na'.



Una vez que me duché, y me preparé, estaba maquillada y arreglada, bajé a ayudar a mi madre. 

-Que preciosa que vas, cariño -dijo mi madre abriendo los ojos como platos. 
-¿Hay que dar buena imagen, no? -le respondí sonriendo y haciendo un pequeño movimiento para que se me viese por delante y por detrás. 
-Hermanita, vas tú demasiado guapa me parece a mi. No te abras pues así para cierta persona, ¿no? -esto último me lo susurro en la oreja, lejos de los oídos de mi madre. En ese instante hizo que se me subieran los colores. Le di un leve golpe para que parara. 

Yo, para ser exactos, iba así, dejando que mis rizos naturales cayesen por mis hombros.




Ayudé a mi madre a terminar de preparar las cosas en la mesa del comedor. Los invitados estaban a punto de llegar. 
Mi madre me aviso que no nos podíamos ir por la buena imagen y eso. No sé como haría mi hermano para irse ni como haría yo para ponerme "mala". Me hacia gracia la escusa que me haría hacer Zayn, solo para estar un rato juntos. 
Mi madre me aviso que no tenían hijos. Así que me venía mejor aun. No me apetecía tratar con adolescentes insociables. 

Me acerqué a mi hermano. 

-¿Cómo vas a hacer para irte?
-Quién te ha digo a ti que yo me vaya a ir.
-Lo he supuesto, dudo que esta noche estés sin ver a Verónica -dije levantando las cejas.
-Aún no lo sé del todo, pero como no tienen hijos voy a intentar hacer que se vayan a tomar algo fuera de casa, así yo me podré ir y Zayn podrá venir, ¿no?
-¿Y si no lo consigues?
-Pues me voy sin más.
-Yo me pondré "mala" -dije señalizando la palabra mala con los dedos.
-No sabes tu ni na' -dijo revolviéndome el pelo y en eso que se oye el timbre de casa.
-Recemos por que se vayan -le di un beso en la mejilla y me fui a recibir a los invitados.

Se les veía jóvenes, cuando jóvenes me refiero a unos treinta y pico, una pareja sin hijos. Me acerqué al lado de mi madre y esperé a que ella me presentara.

-Ella es Ainhoa, mi hija, y el Niko, mi hijo. 
-Encantados -dijimos y ellos respondieron dándonos dos besos a cada uno.
-Tienes unos hijos preciosos -le dijo la mujer a mi madre. 
-La verdad es que sí.
-Bueno, pasemos al comedor -dijo mi padre dirigiéndose al comedor.
-Claro -dijo esta vez el hombre. 

Se pusieron a hablar de cosas a las que yo no prestaba atención. Me sumergí en mi mundo. Había música de fondo. Recopilaciones de Queen, para ser exactos.

Estaba hablando con Zayn cuando mi madre dijo que iba a traer ya la comida. 

-Yo te ayudo. 

Mejor que estar ahí aburrida, pensé. Me levanté y fui detrás de ella.
Fuimos llevando las cosas poco a poco hasta que estuvo todo en la mesa.

-Ainhoa, ¿qué estudias? -me preguntó la mujer. 
-Quiero hacer periodismo. Me gustaría trabajar en alguna revista. Pero también me gusta la pintura. 
-Miquel, lleva una revista, ¿sabes? 

Este tema ya me gustaba más.

-¿Sí?
-Sí, cuando quieras te puedes pasar y te la enseño -dijo el hombre.
-Me haría muchísima ilusión. Pero aún no tengo los dieciocho ni he terminado el bachillerato.
-No pasa nada. Por pasarte no pierdes nada, además yo te puedo enseñar, no hace falta que vayas a la universidad. Seguro que aprendes rápido. 
-Sí, Ainhoa es muy lista en lo que le gusta y seguro que con esto aprende rápido.

Que extraño, mi padre alagándome.
Estuvimos hablando de más cosas, algunas de ellas me aburrían pero hacia lo posible, por parecer interesada.
El móvil me vibró. Era un mensaje de Zayn, me decía que fuera un momento a la cocina.

-Voy un momento a la cocina, enseguida vuelvo.
-Cuando vuelvas trae el vino que hay en la nevera. 

Asentí y me dirigí a la cocina. Desde el comedor a la cocina había un largo, no estaba lo que se dice cerca. Mejor así no me oirían.
Al abrir la puerta de la cocina y cerrarla unos brazos pasaron por mi cintura rodeándome.

-Estás loco, Malik -le dije agarrando sus manos y apretándolas. 
-Sabes que estoy loco por ti. 

Me giré, él tenía su sonrisa preciosa en los labios. Nada más verlos ya estaba deseando besar los. 
Zayn se me adelantó, besándome el primero. Un beso largo y lento. 

-¿Cómo has entrado? -le pregunté.
-Tu madre dejo abierto. 
-La próxima vez le diré que cierre, no vaya a ser que se vuelva a colar gente extraña en mi casa. 
-¿Desde cuando soy un extraño? -dijo separándose de mi.
-Desde que yo lo digo. 

Zayn no respondió, se me quedó mirando de arriba a abajo. 

-¿Qué? 
-Ese vestido te sienta de muerte. Estás preciosa. 

No pude evitar sonrojarme. 

-Me encanta cuando el rojo de tus mejillas es más vivo que el de tus labios -dijo acercándose. 

Habían escasos centímetros entre nosotros. Notaba su respiración chocar con la mía. Levanté mis manos y las entrelacé por detrás de su cuello, acercándolo así más a mí. Pudiéndole besar.

-Tengo que volver al comedor, me están esperando -dije yendo para la nevera y cogiendo el vino.
-¿Para cuando el plan?
-Mi hermano primero va a intentar que se vayan y si no funciona me pongo mala, tranquilo.
-Vale, pero que sea rápido, que me aburro.

Nos besamos por última vez y le dejé fuera, en la terraza. 

-Sí que has tardado -me dijo Luke. 
-Lo siento, pero he tenido que ir al baño. 
-No pasa nada -me dijo Carol, la mujer.
-Hija, ahora nos vamos a ir con ellos a tomar algo fuera, no te importa, ¿no?
-No, claro que no. 
-Pues vamos a recoger y nos vamos. 
-No, da igual. Ahora lo recogemos nosotros, iros ya si queréis. 
-¿Seguro? -preguntó mi madre.
-Claro, iros ya -respondió mi hermano.

Se levantaron, se pusieron los abrigos y se fueron. 

-¿Está en la cocina?
-¿Quién?
-Zayn.
-Ah, sí -dije sonriendo le.
-Lo supe cuando dijiste que la mesa la recogíamos nosotros. Eres una de la cosa más vaga que hay.
-Me conoces bien -dije riendo. -Le abro y terminamos nosotros de recoger. 

Fuimos a la cocina con cosas. Le abrí la puerta a Zayn y este estrechó la mano con mi hermano. 

-Bueno, yo me voy ya. No sé a que hora volveré. ¿Estarás bien? 
-Claro que sí -dije mirando a Zayn.
-No sé para que pregunto... -dijo riendo y nosotros con él. 
-Anda vete ya.

Me dio un beso en la cabeza y se fue. 

-Ahora tenemos la casa toda para nosotros -dije acercándome a él.
-Lo sé -dijo besándome el cuello. 

Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Fue subiendo hasta llegar al lóbulo de la oreja. Me conocía demasiado y sabía perfectamente cuales eran mis debilidades. Bajó otra vez por el cuello y se paró un rato en este. Comenzó a absorber y morder levemente.

-Zaaayn... 

Cuando se separó miró la zona en la que había mordido y sonrió satisfecho de si mismo.

-...necesito quitarme los zapatos. Vamos a arriba, anda. 

Cuando estábamos andando se abrazó a mí por detrás. Yo reí al notar que casi nos caemos. Me separé de él para abrir la puerta de mi habitación. Le dejé entrar a él primero. Pasé los brazos por su cuello tirando le hacia mí. Él puso sus manos en mi culo y apretó. Le fulminé con la mirada. No me molestaba que me lo tocara pero tampoco me gustaba que lo hiciera. Le aparté las manos y fui al aseo.

Me quieté los zapatos, me lavé la cara y me peiné el pelo, me quité los mayores nudos posibles. 

Cuando salí Zayn estaba acostado sobre mi cama con las manos puestas detrás de su cuello. Me acerqué lentamente. Chocó su mano varias veces con el colchón, quería que me pusiera al lado suyo. Me subí a la cama y me puse encima suya. Comencé a besarle el cuello. Del cuello pasaba sus labios. Le quité la camiseta, me molestaba. Bajé mis manos por su torso bien definido y mis labios con ellas. Después volví a sus labios. El calor se apoderaba de nuestros cuerpos, los besos cada vez se hacia más apasionados, el ritmo iba subiendo. 
En un giro rápido quedé debajo de él. Me besaba toda las partes posibles que no tapaba mi vestido. Comenzó a meter la mano por debajo de este. Un escalofrío recorrió mi cuerpo entero, el miedo se apoderó de mí. Inconscientemente comencé a llorar. No podía con la presión que sentía en mi cuerpo. 

-Pequeña, no llores -Zayn me acariciaba la cara, quitándome las lágrimas que caían por mi mejillas. -¿Qué te pasa?

No sabía que contestarle, no podía parar de llorar. No le iba a decir nada de lo que pasó, eso lo tenía claro, al menos por ahora.

-Tranquila, no hacemos nada, pero relájate. No llores así, por favor. 

Al ver a Zayn tan preocupado me hacía llorar más. Lo había pasado tan mal. Él no se merecía esto. Se portaba tan bien conmigo. 

Se tumbó en la cama poniéndome encima suya. Me abrazó fuerte. Me acariciaba el pelo. No podía parar de llorar. Sentía mucho miedo dentro de mí. Lo he pasado tan mal, bueno, me han hecho pasarlo tan mal. No podía, necesitaba seguir llorando.

-Respira ondo, -así hice - ahora intenta relajarte un poco. 

Después de un rato, conseguí abrir los ojos. Apoyé la barbilla en su pecho mirándole a los ojos. Es tan precioso. 

-Lo siento... -le conseguí decir. 
-Ehh, no tienes que sentir nada. Estoy aquí para apoyarte en todo, en lo malo y en lo bueno. 
-Pero te he arruinado la noche...
-Tú no arruinas nada, pequeña -dijo dándome un beso en la frente.
-Pero...
-He dicho que nada. 

Cerré lo ojos y él siguió acariciándome el pelo. Notaba a su corazón latir debajo de mí. Estaba tan agusto así.