miércoles, 12 de diciembre de 2012

Capítulo 3: ¿Te gustan?

Estuvimos andando unos quince minutos, hasta que entramos en una tienda en la cual me enamoré del vestido del escaparate. Le pedí a la una chica que había ordenando que si me podía sacar mi talla. La chica muy amable me dijo que la esperase que iba a mirar si tenía. Al poco tiempo vino con el vestido en la mano.

-Toma, aquí tienes. - dijo dándome el vestido - cualquier cosa me llamas.
-Claro, gracias.

Me fui hasta el probador, entré y me probé el vestido. Para ser sincera me quedaba bastante bien. Salí para que mi madre me lo viera.

-Te queda bastante bien. ¿Te lo vas a llevar?
-Sí - le conteste yo con una sonrisa metiéndome en el probador.

Salí, pagué el vestido y nos fuimos a seguir mirando tiendas.

-¿Qué te has comprado? - me preguntó mi hermano.
-Un vestido.
-¿Cómo es?
-Si hubieras entrado me lo hubieras visto puesto.
-Me he ido a por un helado, tenía hambre.
-Aaaah, pues luego me lo ves en casa - me encantaba esa parte de mi hermano, siempre tenia hambre.
-Vaaaale..
-Pobretico, - dije dándole un beso en la mejilla - venga vamos a entrar en esa tienda.

La tarde pasó bastante rápido para mi gusto, me gustaría haberme comprado más ropa pero mi madre me dijo que ya llevaba bastante y es verdad, me compre bastante. Cuando llegamos a casa mi hermano me dijo que me había comprado una cosa. Me la trajo y tarde poco en quitarle el papel de envolver. Mi hermano me había regalado las gafas de sol que tanto quería yo.













Me había quedado sin palabras. No sabía que decirle, hacía tantas cosas por mí que no sabía como agradecérselo.

-¿Te gustan? - me preguntó al ver que no yo articulaba palabra.
-No. - dije seca. Vi como su cara cambia. Me tiré a sus brazos. No si llega a etar el sofá detrás nos caemos al suelo. Le abracé muy fuerte y acto seguido le di un fuerte beso - No me gustan, me encantan - dije con una sonrisa de oreja a oreja se formaba en nuestros rostros.
-Me parece genial - dijo abrazándome.

Cuando terminamos de cenar eran ya las once y mi padre aun no había venido. Mi madre se quedó en el sofá viendo una película, esperándole. Yo, por otra parte, me fui a dormir estaba bastante cansada y mañana tenía planeado irme pronto a correr. Me acerqué a la habitación de mi hermano y le pregunté si mañana se venía conmigo, aceptó, como no. No dejaría que me fuera sola ni una sola vez, por muy vago que sea. Es vago pero está todo el día haciendo ejercicio. Me acosté en la cama, enchufé el móvil después de dos días. Tenía varias llamadas perdidas y unos cuantos mensajes, un par de menciones y tres mensajes directos.

-Esta gente como me echa de menos.

Decidí llamarles mañana cuando viniese de correr.

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A la mañana siguiente no tenía muchas ganas de irme a correr, me encontraba cansada pero ayer no corrí así que me sentía mal conmigo misma. Me levanté y me fui al baño a asearme, después baje a desayunar. En la cocina se encontraban mi padre y mi hermano ya vestido y listo para correr.

-Buenos días - me dijeron.
-Buenos días.
-¿Lista para correr?
-Claro que sí.
-Venga desayuna que en veinte minutos nos vamos - me dijo levantándose de la mesa.
-Vale.
-Hija, tienes tu vaso de leche en el microondas.
-¿Llegaste muy tarde anoche? - le pregunté dirigiéndome a por mi vaso de leche.
-Cuando llegué me dijo tu madre que hacía quince minutos que te habías ido a dormir.
 -Sí, es que estaba cansada.

Me acabé mi desayuno y me fui a vestirme me puse unas mayas negras una camiseta ancha de manga corta y me puse los deportivos. Avisé a mi hermano y nos fuimos.

-No tardéis mucho - nos dijo mi madre antes de salir por la puerta.

Empezamos calentando un poco, luego fuimos andando rápido hasta al final acabar corriendo a un ritmo constante. Pasaron varios chicos a los que yo me quedé mirando, eras bastante guapos. Después de llevar una media hora corriendo vimos pasar a un grupo de chicos los cuales me silbaron, digo vimos por que Niko también los vio y casi va a pegarles. Si no le llego a parar les parte la cara, y eso que solo me han silbado, si llegan ha hacer otra cosa no quiero saber como hubiera acabado eso.
Paramos a descansar unos cinco minutos más o menos.

-A veces te pones bastante agresivo, eeh.
-No soy agresivo solo te protegía.
-Pero si solo me han silbado, no han hecho nada más.
-¿Solo silbado? Tú no has visto la cara que han puesto. Parecía que con la mirada te lo hacían todo. Además, que a ti nadie te toca sin mi consentimiento.
-¿Y si algún día lo hace alguien que pasará?
-Qué se las verá conmigo - dijo levantando la cabeza en señal de superioridad.
-Entonces, ¿ahora en vez de pedírselo a papá te lo pedirán a ti?
-Muy bien, señorita. Veo que entiendes la situación.
-Pues la verdad es que la situación no mucho pero bueno..
-Anda venga vamos, vamos a seguir que quiero terminar ya.
-Vale pero que conste que ya tengo dieciséis años se cuidarme yo.
-¿Tú?¿Con dieciséis años?¿Saber cuidarte? - empezó a correr riéndose.
-Oye, no te rías de mi - dije corriendo hasta llegar a su altura.
 -Ya hablamos luego - me dijo. Yo me limité a asentir con la cabeza.



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