sábado, 12 de enero de 2013

Capítulo 11: Aquí también hay gente repugnante.

Puñetero despertador. Eran las siete de la mañana y me tenia que levantar ya, que a las ocho empezaba mi primer día de clase y soy muy lenta para prepararme.
Me levante, me dirigí al aseo, me lave la cara y me pase un poco las planchas para repasarme el pelo. A los diez minutos de estar en el aseo mi padre tocó la puerta.
-Ainhoa, el desayuno ya lo tienes hecho, yo me voy ya a trabajar. Luego nos vemos.
-Vale, gracias. Hasta luego.
-Que te vaya bien tu primer día de clase.
Que pereza me daba empezar las clases, lo único por lo que tenia interesa era para ver mi clase y el centro. Espero que mi clase no sea como la anterior, no los aguantaba.
Me vestí al ritmo de Up All Night y opte por ponerme unos vaqueros y una camiseta beige de manga caída junto con unas francesitas a juego.
-Este hombre, me dice que tengo el desayuno y solo me hace un vaso de leche. -me dije.
Cogí una manzana y unas galletas, las metí en la mochila y me puse camino a mi primer día de clase.
Tarde unos diez minutos en llegar.
Cuando fui a entrar por la puerta comenzó a sonar el timbre. Mierda, no se en que clase me toca y voy a llegar tarde a mi primera clase. Saque mi agenda donde tenía apuntadas las clases y después de preguntarle a alguien, la conseguí encontrar.
*TOC TOC*
-¿Se puede?
-Claro, pasa. Tu debes de ser la nueva alumna.
-Sí, soy yo.
-Bueno, pues bienvenida. Chicos dar la bienvenida a vuestra nueva compañera, Ainhoa.
-Bienvenida. -dijeron al unisono.
Yo me limité a sonreír.
-Puedes sentarte ahí detrás de Verónica.
-Vale, gracias.
Me dirigí a mi nuevo asiento. Antes de sentarme me quedé mirando a Verónica. Era la chica de ayer.
-Hola. ¿Tú eres la chica de ayer de la firma, verdad? -me preguntó sonriente.
-Hola, sí. -le dije devolviéndole la sonrisa.
-Me alegro de volver a verte.
-Yo yo también, Verónica.
-Por favor, callaros. -nos dijo mirándonos - Ya es la tercera vez que os mando a callar en veinte minutos que llevamos de clase. - esto último lo dijo mirando al resto de la clase.
Pasaron las clases siguientes y llegó el patio. Verónica me dijo que me podía con ella y con su amiga en el patio, si quería.
Nos sentamos en un banco a la sombra.
-¿Te gusta el instituto? -me preguntó la amiga de Verónica, cuyo nombre aun no sabía.
-Sí, no está nada mal. El anterior en el que yo estaba era mucho más pequeño y esta gente parece ser más maja, que la que había en el mío.
-Aquí también hay gente repugnante.
-En el mío eran la mayoría.
-En este como te tropieces con la persona equivocada la has cagado. -me advirtió Verónica.
-¿Por?
-Te pueden llegar a torturar hasta el último día de instituto. Hay un chico que era nuevo como tú y no conoció a nadie y llegó la hora del patio y el pobre, sin saberlo, se fue a sentar en la mesa equivocada.
-¿Es que tienen su propia mesa?
-Siempre se sientan en las mismas mesas.
-Y, como te estaba diciendo, le hicieron la vida de instituyo imposible, se tuvo que cambiar de instituto antes de acabarlo.
-Pobrecito, que pena.
-Así que yo solo te digo que tengas cuidado y mires por donde vayas.
-Tú tranquila, que a mi no me van ha hacer nada, como solo me toquen se la armo.
Comenzaron a reírse ante mi comentario.
-Lo digo en serio, eeh!
Seguían riéndose, ni me escucharon. En ese momento se acercaron dos chicos, unos de.ellos se sentó con nosotras y el.otro fue a saludar a la amiga de Verónica. Sería su novio, porque esa forma de saludar no es muy común si no estáis saliendo. Me puse a reírme yo sola por los jaleos que me montaba yo sola en la cabeza.
Verónica y el otro chico comenzaron a mirarme de una forma extraña, pero luego no pudieron evitar reírse. Empezó a sonar el timbre.
-Oye una cosa por curiosidad, ¿de qué nos reíamos?
-No tengo ni idea. -dijo Verónica alzando los hombros.
-De los jaleos que me monto yo sola en la cabeza.
-¿De eso? JAJAJA Que gracia, yo creía que era de otra cosa.
-No jaja.
Las siguientes clases pasaron bastante rápido. En la salida me despedí de las chicas y me puse camino a casa. Una vez allí, me puse la comida en el plato y comí yo sola dado que no había nadie en casa.
En terminar me fui a mi habitación me puse música y me tumbe en la cama, tenia bastante sueño.
Eran las cinco y veinte cuando me desperté. Llame a Nuria.
Nuria: Dime.
Yo: Quedamos?
N: Claro.
Y: En media hora en.. en.. no se donde jajaja
N: En un lugar que conozcamos las dos.
Y: Pues, a ver.. en el centro comercial de ayer?
N: Vale, pues en media hora ahí.
Y: Okey, hasta luego.
Colgué, abrí el armario y me puse esto:



Luego, me peine un poco, saqué un papel y apunté la dirección que había en el CD. Cogí las llaves y salí por la puerta en dirección al centro comercial.

PD: Para que os hagáis una idea esta es Verónica, con el paso de los capítulos ya sabréis como es.






*Me gusta*



1 comentario: